lunes, 8 de diciembre de 2008

México lindo

El estado de Guanajuato se encuentra más o menos en el centro del país. Es una tierra variada, montañosa, llana, verde y seca. En ella se encuentran algunas ciudades dignas de una visita detenida, entre ellas la misma capital, Guanajuato, que es patrimonio de la humanidad. Por citar sólo algunas (de las que conozco) hablaría de Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende o Bernal.

Con tantas cosas para ver hay, como no, más de uno y más de dos sitios donde disfrutar tanto de la comida tradicional mexicana, como de una comida más internacional, sin caer en lo estándar (con excepción y con perdón de las franquicias internacionales).

Algunos ejemplos.

En San Miguel de Allende hay muchos (de verdad, muchos) restaurantes de aspecto encantador. Las casas tradicionales, con patio interior, se prestan a convertirse en lugares muy agradables, con espacio para música en directo y un estar muy agradable. Uno de ellos, que lo nombro por haberlo probado, pero sin que signifique que lo otros no son buenos, se llama Casablanca, en la calle Hidalgo.


Las carnes están muy bien preparadas, las sopas deliciosas y las tartas de postre ricas y bien presentadas. Música en directo amenizando la comida y ambiente relajado y tranquilo.

En Celaya hay varios restaurantes muy agradables, aunque por una vez me temo que poco "populares", al menos desde el punto de vista económico. Puedo citar el restaurante Poniente (creo que así era), el Caserío (con sus escudos de todas las provincias de España y sus recetas españolas, muy bien resueltas) y El Trapío (menos taurino de lo que su nombre parece indicar). En este último la carta resulta tentadora por muchos lados: entrantes mexicanos, pescados y sobre todo por las carnes. El churrasco y la arrachera están muy ricas y tiernas, con una carne excelente.


Pero sobre todo, el "especial Trapío", combinación inesperadamente buena de carne, pescado y marisco, es una opción que debe ser considerada. El vino de Baja California, valle de Calafia, acompaña perfectamente a cualquiera de estos platos. Para terminar un pastel de chocolate, y un tequila Tradicional tomado con sangrita.

Por último en la capital del estado, en Guanajuato, ciudad agradable y especial donde las haya, tampoco faltan los sitios agradables y suculentos. En la plaza de la Paz hay uno cuyo nombre no recuerdo, con una pequeña terraza, que es muy aconsejable.


Pero el que para mí tiene un sabor muy especial es el restaurante (creo que también hotel) Santa Fe, en la Plaza Unión, corazón del Guanajuato histórico y peatonal. Su terraza en la misma plaza y sus salones de estilo decimonónico compiten en mis preferencias. Me quedo con el interior, con unos tragos de tequila Don Julio reposado con sangrita y una buena conversación hasta la madrugada.

Y Guanajuato desde luego hay que pasearlo, y descubrir los mil sitios que tiene entre sus plazas y sus callejones. Una de las mejores cosas que, creo, se pueden decir de una ciudad es que le haga a uno sentirse como en casa, estando lejos. Desde luego eso aplica a Guanajuato.

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