domingo, 24 de octubre de 2010

Por el Alto Palancia

Cuando Castellón parece que tiene ganas de convertirse en Teruel, en la localidad de El Toro, se puede comer bien, seguro, en más de un sitio, porque la zona da para que haya buena materia prima. De todos modos yo, como siempre, voy a hablar de lo que conozco y he probado.

El restaurante Suizo, en Casa Botija, en la misma plaza, permite darse un atracón y disfrutarlo. El local está decorado de manera sencilla y acogedora. La olla está muy rica, el arroz al horno muy presentable y el embutido de la zona da contundencia a la comida.

Seguro que por aquí el cordero también es una opción buena, habrá que volver para probarlo.

Desde el Toro una pista de tierra nos puede llevar a Bejís. Se baja hasta el Molinar, y de allí por los Cloticos a Bejís. En la plaza de esta localidad hay otro excelente lugar donde comer, que además es un clásico (al menos para mi, eso siempre es relativo): el bar El Tren Pita. Aquí la olla y el cordero están de narices.

Total, que entre paisajes y platos, esta es una zona a no perderse.

martes, 12 de enero de 2010

Bravas de toda la vida

Caí en cuenta el otro día que no había puesto nada sobre mi pueblo, y eso no puede ser. Máxime cuando hay sitios buenos en una cantidad considerable. Decidido ya a escribir algo sobre sitios de Valencia, la duda era por cual empezar. A poco de darle vueltas a la cabeza... tema resuelto. Un clásico: el bar Cesáreo (que no tiene nada que ver con la más clásica aún, pero desaparecida, Casa Cesáreo).


En la esquina de Cuenca con Obispo Amigó está este pequeño bar, cuna (sin pretender sentar cátedra) de las patatas bravas. Para mi, que soy de ese barrio, las patatas bravas de verdad han sido siempre esas, con su salsita de tomate un poco picante, y no las de ajoaceite (allioli) que se suelen encontrar por otras partes de Valencia, y que también están muy buenas.

Es un negocio familiar de toda la vida. Yo lo conocí cuando lo llevaba el padre de quien ahora lo lleva, así que al menos dos generaciones ya lleva.



Además de las patatas bravas hay variedad de tapas y bocadillos. Por nombrar alguna de las primeras citaría las albóndigas, la ensaladilla rusa y la empanada gallega (otro clásico del local). Los bocatas se orientan hacia las tortillas y el embutido, y no hay (ni se echan en falta: cada sitio tiene su carácter) ni mariscos ni calamares ni nada por el estilo. Será porque son de tierra adentro (de Requena??) y se van a lo más enjundioso. El bocata de longanizas con pisto es una buena elección.

Lo más raro que tienen es el horario. Cierran los domingos seguro y a veces uno va y se lo encuentra cerrado inesperadamente. Quizás han sabido conciliar la sacrificada vida del bar con la vida familiar y por eso llevan tantos años.

Para una noche de desprograme, o para disfrutar de estas bravas diferentes, el bar Cesáreo es una buena recomendación.

domingo, 3 de enero de 2010

Las cazuelitas del Río Oja

El casco viejo de Bilbao tiene un montón de sitios agradables donde comer o simplemente tomarse unos pinchos y unos vinos.



En la calle del Perro (Txakurra Kalea) hay varios y entre ellos a mi me encanta el Río Oja. Es famoso por sus cazuelitas, y tiene un menú diario que resulta muy conveniente, por precio y por calidad.


Entre las cazuelitas, si la de albóndigas es especialmente buena, los chipirones rellenos y el rabo de toro no se quedan en absoluto atrás. Todo lo que tomábamos estaba delicioso, y el vino de la casa resulta un complemento suficiente para acompañar la comida. Tiene una gaseosa de la zona, por si uno, en verano especialmente, se inclina por el tinto con gaseosa, que es muy rica, y tiene un sabor que recuerda al de las gaseosas de antes.




Intento no ir a Bilbao sin pasar por este restaurante. Se que hay muchos otros, y alguno he probado, pero uno es animal de costumbres. Y además si las costumbres son tan sabrosas como ésta, no hay que perderlas.

lunes, 6 de abril de 2009

Pulpo de secano

Por raro que parezca, el Pulpo no es un restaurante de playa, y por raro que siga pareciendo tampoco es un restaurante especializado en comida “de mar”.

El Pulpo está en Ibagué, capital del Departamento del Tolima, en el centro de Colombia, donde, como diría Sabina, el mar no se puede concebir. La especialidad del Pulpo es el chigüiro, que es otro nombre de la capibara, un extraño animal, de pinta de cerdo pero de la familia de los roedores.

Es un animal de la zona de los Llanos Orientales y la Orinoquia, que se cría por su excelente carne, y no se si por algo más.

La carne tiene buen sabor, poca grasa, y se encuentra a mitad camino entre el lomo de cerdo y el de conejo. Aquí en el Pulpo lo preparan “a la llanera”, esto es a fuego lento, colocadas las piezas de carne alrededor de una hoguera central, en vertical clavadas o sujetas en unas varas. Sin duda que esa forma de prepararlo, junto con el aliño que ponen, forma parte de lo bueno del plato.


Las carnes en general son buenas en este sitio, unas preparadas también a la llanera y otras a la brasa. De acompañamiento una yuca frita o cocida, o unas papas saladas, va de maravilla. Y para beber una cerveza o un buen refajo (mezcla de cerveza con gaseosa colombiana). Ya puestos, de postre podemos tomar unas brevas en dulce, y completamos la sesión con un tintico (café, no se vaya pensar otra cosa).


El ambiente popular y sencillo, el lugar al aire libre bajo un techado… se presta a una sobremesa agradable, aunque ahí ya depende de la compañía que tengamos. Pero en Ibagué hay mucha buena gente con quien compartir mesa y conversación.

domingo, 5 de abril de 2009

El Mercadao de Sao Paulo

No es que haya cambiado el objeto de estas notas, sigo dedicándome al buen yantar, pero es que los mercadas esconden a veces algón que una buena fuente de suministros para la cocina. Grandes almuerzos, sencillos y contundentes, se sirven todos los días en los mercados de España de y de muchos países. Confundidos entre los demás puestos del mercado, o bien como cafeterías facilmente reconocibles, abundan los lugares para dar servicio a trabajadores del mercado y visitantes.

Bueno, pero el objeto de estas páginas es hablar basicamente del presente. Y uno de los muchos presentes que hay está en el Mercado Municipal de Sao Paulo, en Brasil. Popularmente conocido como el Mercadao, es un edificio de principios del siglo XX, monumental y muy interesante de ver por si mismo, pero más aún por la vida que esconde dentro: puestos llenos de colorido, con una asmombrosa variedad de frutas (para mi desconocidas), puesto llenos de especias aromáticas, unas tiendas de salazones con unos cortes de bacalao que abrían el apetito solo de imaginarlo ya preparado con su tomatito y su pimiento... Alguna de las fotos que acompañan creo que dan una idea de lo que digo.


Y una de las celebridades del Mercadao son ls sanwiches de mortadela. Sencillo, como corresponde a las cosas servidas en los mercados, pero contundente, como se aprecia en la imagen. Sabroso, la mortadela pasa por ser de las mejores del mundo, calentito con el queso fundido por encima y acompañado de una buena cerveza helada, ayuda a pasar el calor de la capital paulista. Junto a ese sanwich hay también una empanada de bacalao, distinta a la empanada gallega en preparacación, pero sin nada que envidiarle en cuanto a calidad y sabor.


Me vienen a la memoria dos de estos lugares maravillosos en los mercados, hoy desaparecidos ambos por mor del progreso. El primero era un puesto callejero en el mercado, tambien callejero, que se ponía un día a la semana alrededor del mercadito de Mosen Sorell, en el centro histórico de Valencia. El puesto se ponia en la Calle Alta, y muchos días almorcé allí con mi abuelo: comprabamos el bocadillo en el puesto, la señora nos ponia una generosa porción de ajoaceite con las longanizas, o la tortilla de patatas, y despues nos ibamos al Bar Carchofa a tomarnoslo con una cervecita y unas olivas. Ya no hay Bar Carchofa, ni señora, ni puesto callejero, ni abu. C'est la vie, y más bien hay que dar gracias por haber vivido ese tiempo feliz.

El otro estaba en el mercado de Colón, hay convertido en una especie de centro comercial y de ocio. Los cambios en la zona hicieron que el mercado languideciera durante años, hasta cerrarse. De los ultimos puestos que tenían movimiento (y mucho) estaba el de los bocadillos. Mucha gente de las oficinas de los alrededores almorzaba allí, a base del mismo sencillo repertorio de estos sitios: embutidos, tortillas, lomo, conservas, pimientos fritos, pisto, ajoaceite, ... Unas cuantas veces almorcé allí, y ahora siento que no fueran más.

jueves, 19 de marzo de 2009

El Farolito

Los restaurantes de playa son, en todo el mundo, una apuesta arriesgada. Lo mismo te sale un petardo que te quedas con una sonrisa en la boca y buen gusto de boca. Además incluso un mismo sitio puede variar mucho, según, entre otras cosas, lo llenos que estén y la tranquilidad que tengan para cocinar.

Ecuador no es una excepción a esta ley. Eso si, por lo que a mi respecta no hay queja respecto a la comida, y de los paisajes ni hablamos, pues son de lo más bonito que uno ha visitado.


Cerca de Guayaquil, al norte la zona turística de Salinas antes de llegar al Santuario de Olón y la playa del mismo nombre (fantástica) está el pueblo de San Pablo, y en su playa hay una serie de restaurantes tipo chiringuito que un buen amigo de Guayaquil me recomendó (y me llevó). De ellos hay uno llamado "El Farolito", que realmente ilumina el buen comer.

Nos comimos una picadita mixta, con camarones rebozados, pescado adobado (muy parecido al cazón en adobo), camarones plancha... variado y bueno, con unos patacones que acompañaban muy bien. Despues los pescados fritos o a la placha estaba muy buenos, y desde luego muy frescos. Yo me comí un arroz a la marinera (incumpliendo mi costumbre de no comer arroz fuera de Valencia) que realmente mereció la pena. Creo que la foto habla por sí sola.


Además, junto a la playa, con el Oceáno Pacífico a menos de 15 metros, y unas cervezas heladas, se sentía uno en el paraíso, o casi.



Al final y en lugar del postre y la copa, un agua de coco natural terminó de llenar los últimos huecos.


Además de este restaurante, hay muchos sitios buenos por la zona, y más de un plato interesante que comentar. Para empezar el ceviche, ¿cómo no?, y puestos a tomarlo, que por falta de sitios no será, la Lojanita en Salinas es un sitio donde lo tomé muy bueno. Yo lo tomé de camarones, pero quien lo tomó de conchas (almejas y similares) dijo que estaba muy bueno también.


Por último la 'humita', un plato sencillo de comer, no se de preparar, que está hecho a base maiz tierno molido, con un trozo de queso fresco en el centro y cocido envuelto en una hoja de mazorca. Muy bueno, y con café por la mañana resulta un excelente y sencillo desayuno.

jueves, 15 de enero de 2009

MAPA GÁSTRONOMICO

Aqui tengo en una mapamundi representadas las ubicaciones de los luegares referidos en este blog tan sabroso. Lo que ya no se hacer es que tenga hipervínculos, así que visto el mapa toca buscar en la lista. Uno no da para más.