jueves, 24 de julio de 2008

Bunde Tolimense

Hablando de Colombia y de comida tradicional, existen con toda seguridad multitud de lugares donde disfrutar de una tradición muy variada. Lugares lujosos o sencillos que permiten degustar el ajiaco santafereño, el viudo de bagre, la bandeja paisa, los fríjoles con pezuña, o la sencilla mojarra frita con patacón, entre otros muchos.

En Ibagué, capital del Departamento del Tolima, hay un lugar conocido por su sancocho de gallina. Se trata del restaurante 'El Profesor', que es más bien lo que en España llamaríamos una casa de comidas tradicional.

La carta incluye más que el mencionado sancocho, pero este es rico-rico, como se suele decir. Hecho a leña (eso afirman) y con todo el tiempo necesario, el caso es que el caldo esta bien trabado y espeso, gracias a unas patatas y una yuca muy tiernas. Como acompañante una rica limonada natural o un refajo (cerveza con gaseosa colombiana). Eso si, hay que tener cuidado con lo que pedimos. Para el común de los mortales parcialmente inapetentes, media ración es suficiente. Si uno es un mero macho (o una mera hembra) puede atreverse con la ración completa.


Tanto la ración como la media llevan incluido un cuarto de gallina, quizás no tan buena como corresponde al resto del plato, un trozo de aguacate y una porción de arroz blanco. El postre no hace falta ni planteárselo: no cabe. Un tinto si que sienta bien al final de la comida.


Otro plato que he probado aquí y que está bien bueno, es la sobrebarriga en salsa. Es un corte de carne de res, tierna y bastante abundante, del tipo de carne que en mi casa llamábamos 'carne de hilos', por su aspecto fibroso.

Otros restaurantes que no debiera uno de perderse por estas tierras son: Casa Vieja en Bogotá, y el Roble, en la carretera de Pereira a Armenia. El primero para el ajiaco, el segundo para la bandeja paisa. Seguro que hay otros, ya los iré comentando.

Buen provecho, pues.

Ibagué a tope

Colombia cuenta con una rica gastronomía, tan variada como el país mismo. Desde los pescados de mar o de río, pasando por una excelente carne de res, hasta los guisos y sopas, uno tiene multitud de ocasiones para disfrutar mientras toma unos alimentos sanos y consistentes.

Sin embargo, ahora voy a hablar de un sitio que ofrece comida internacional, eso si, aprovechando los ricos ingredientes del país. Se trata del restaurante Kalamaría, en la calle 44 con 4b, de Ibagué.



Unos amigos me invitaron a cenar allí, y la verdad es que mereció la pena. Yo voy a hablar de lo que probé y que puedo recomendar. Tomé un plato denominado 'Lomo azul', lomo de res con salsa de queso azul y, la verdad, resultó hasta emocionante lo bien preparado y lo delicioso que estaba. No se si el restaurante tenía carta de vinos, pues estaba yo muy dedicado a la cerveza Club Colombia, pero un Rioja o un Ribera de Duero hubieran resultado un complemento perfecto. Mis amigos me comentan que preparan muy bien los camarones... habrá que probarlos.

Aunque no soy muy amigo de los postres, pero alguien sugirió que compartiéramos uno, y pidió un postre de helado con bizcocho de chocolate... y ahí casi me da un pasmo de bueno que estaba. No recuerdo el nombre, pero seguro que si vuelvo me lo pido de nuevo.

Resumiendo, un lugar muy recomendable, al nivel de los mejores con los que se le quiera comparar.

viernes, 4 de julio de 2008

Kursfursten Reitermarsh

Speiserestaurant Haus Wertheym, Frankfurt am Main

Los que dicen que Alemania no es un país interesante para hacer turismo, es porque no han estado y no conocen los muchos encantos que tiene. Y como muestra un botón: el restaurante Haus Wertheym, junto a la Römer Platz en Frankfurt (del Main).

El restaurante está la calle que va de la Römer Platz, centro histórico de Frankfurt, hacia el río Main. Es una calle corta, y a la derecha, sin posibilidad de pérdida está el edificio antiguo en el que se ubica el restaurante.



El ambiente dentro es muy barroco. Quizás por ser una zona muy turística está hasta un poco recargado, pero bueno, es un encanto: Vidrieras estilo antiguo, refranes interesantísimos (es correcto alemán), cuadros estilo siglo XVII, trofeos de caza...



Pero no hemos entrado a ver el panorama (aunque a nosotros fue eso lo que nos hizo acercarnos al sitio), así que pasemos a la acción. Hay un plato, que es una bandeja para dos personas, de distintos tipos de salchichas (¡¡¡estamos en Frankfurt!!!), chuletas cocidas, chucrut, patatas cocidas... en fin, la foto habla por si sola.



Una jarras de cerveza hacen de lubricante para que todo ese montón de comida entre con suavidad. Si de la cantidad no puede haber queja, de la calidad tampoco: estaba delicioso.

En resumen: Recomendado.

Después de semejante comilona, un paseo por las orillas del río Main resulta muy aconsejable. Al otro lado del río está el Museum Banker, la zona de museos. Entre ellos recomiendo el Palacio Liebig. El edifico y el jardín son interesantes y el contenido, sin ser un gran museo frente a otros de Alemania, justifica la visita.

Pero esta ciudad tiene otros sitios gastronomicamente interesantes. En la zona de la Schweizer Platz hay un restaurante donde además de tener la comida a precios muy razonables, tienen una sidra (Appfelwein = vino de manzana) muy rica. El ambiente aquí es completamente distinto al Haus Wertheym. Esto es territorio indígena, y eso tiene su encanto.

Visite Alemania. Se sorprenderá y lo disfrutará.

Madrid al 100%

Atocha esconde una maravilla del buen comer. Un poco retirado del bullicio, como conviene, está el restaurante los Chanquetes, al comienzo de la calle Moratín entrando desde Atocha.

La cocina es toda rica y sabrosa, pero puesto a recomendar algo yo lo haría con el guiso de rabo de toro. Además, con la abundante decoración taurina del local parece como muy apropiado. Los carteles de toreros de un coleccionable de El Alcázar (si, de ese 'El Alcázar' de tiempos pasados), hacen recordar maestros ya retirados, algunos ya desaparecidos, y tiempos en que eramos aún mas jóvenes que ahora.


Volviendo a lo importante, otros platos son también recomendables el cocido, los segundos acompañados del vino de la casa, ... podemos pedir con tranquilidad todo está entre bueno y delicioso.


Y si para cenar no queremos repetir (yo veo este restaurante más para el medio día) podemos bajar la calle Atocha en dirección a la estación del mismo nombre y comernos unos bocatas de calamares (o rabas), y tapas variadas y tradicionales. ¿Dónde? Para muchos madrileños no hay duda, pero para los que somos de pueblo (que al final somos mayoría) diré el nombre: Bar el Brillante. Está en la plaza por donde se entra al Museo Reina Sofía. En otro estilo, pero no desmerece del primero. Con los dos completamos un día redondo.

miércoles, 2 de julio de 2008

La paella con pelota(s)

Barx, Barig o queráis llamar a este pueblo del sur de la provincia de Valencia, encierra en sus alrededores al menos un tesoro: el restaurante "La Puigmola". Bueno, eso sobre el suelo, porque bajo el suelo hay algún otro tesoro, pues el valle es en realidad un polje, una cuenca cerrada.

Volvamos a lo nutricio. Junto a una fuente de agua muy fría (la fuente de la Puigmola) está el restaurante del mismo nombre. Yo sólo lo conozco por un plato, pero merece la pena. Hacen una paella "de pelotas". Y eso no sólo en sentido figurado, significando que es buenísima (que lo es), sino también en un sentido más literal. y es que aquí la paella lleva pelota (pilota, en valenciano) una gran albóndiga de carne con un adobo especial. No es el único sitio en que se usa esa variante, pero aquí está de narices.

Paella hecha a leña, comida a la sombra de unos plátanos en un caluroso día de verano, con unas jarras de vino con gaseosa, ... qué mes pot demanar un valenciá?. ¿Qué más puede pedir un ciudadano amante de la vida?

Una agradable sobremesa, una buena conversación, un café del tiempo, y si se tercia una copa de ponche caballero, o un carajillo de terry y un faria (ojalá que de la Coruña). Vivir.


Si tenemos un 4x4 podemos después subir al Monduber, de ochocientos y tantos metros que se desploman casi sobre el mar, y desde cuya cima tenemos una vista espectacular: desde más allá de Sagunto por el norte hasta Denia y el Montgó por el sur: más de cien kilómetros de costa a nuestros pies. Si no tenemos el bendito 4x4 también podemos llegar, pero el camino de subida aconsejo hacerlo antes de comer, y después ir a celebrar con la paella.

El placer en el paraíso


Si hablas de La Gándara, casi nadie va a saber donde está. Y sin embargo es muy fácil de encontrar: está en el paraíso. ¿Cómo se llega?, bueno, afortunadamente no hace falta morirse, es un paraíso en la tierra. La Gándara está en Cantabria, en la zona del nacimiento de los ríos Asón y Gándara, no muy lejos de Ramales de la Victoria.

Y en La Gándara esta... el "Rufaco", casa de comida como Dios manda y la Santa Madre Iglesia prescribe: comida abundante, platos tradicionales, buena sazón y precios razonables. Y la gente que atiende, estupenda, como toda la del país.

El cocido montañés es un poema, la sopa de verduras una obra de arte, las alubias un deleite... y cuando pasamos a los segundos la cosa no se queda atrás. Si hay suerte y lo tienen, el bonito es un valor seguro, y en todo caso el lomo con pimientos o la ternera del país completan la comida del más exigente. Si redondeamos con un postre tipo arroz con leche, podemos necesitar ayuda para abandonar el local.



Claro que para bajar esa comida, un paseo al mirador de La Gándara, sin mover el coche de sitio, ayuda a pasar la llenura. Paseando bajo los grandes árboles que hay detrás del restaurante llegamos a un mirador muy aéreo, que sobresaliendo del acantilado nos da un vista impresionante del río Gándara y del valle.

Para completar la tarde y hacer la digestión más llevadera, podemos ir al nacimiento del mismo río Gándara. Ahora si que hemos de coger el coche, pero en menos de un cuarto de hora estamos viendo cómo el agua brota entre las rocas, después de haber completado un largo recorrido subterráneo, atravesando el sistema kárstico que lleva el mismo nombre del río y que tiene unos veinte kilómetros de desarrollo.